Hoy volé por primera vez sin una carcaza metálica que me impidiera realmente sentir’ lo que estaba haciendo. La oportunidad se me puso en bandeja de plata cuando fui invitada a conocer una nueva propuesta turística para la cuidad de Constanza y, dentro de las actividades presentadas estaba incluido el parapente. Los interesados en realizar este deporte superaban los cupos disponibles y hubo que recurrir al viejo recurso de la rifa. Para mi dicha, la suerte me sonrió y fui una de las ganadoras.

Mi guía para la ocasión fue Aronis Sánchez, mejor conocido como “el pelotero“, quien no sólo tiene más de 14 años de experiencia en esta disciplina, sino que ha sido ganador en primer lugar al menos tres veces y ha competido tanto a nivel local como internacional.

Tras un ascenso primero en camioneta y luego en four wheels llegamos al punto de despegue y luego de tomar las respectivas medidas de seguridad llegó el momento esperado: la hora de volar.

“Cuando te avise tu corres, luego sentirás que ya no tienes suelo donde pisar y te dejas caer sobre el asiento” fue la instrucción que me dio ‘el pelotero’, advirtiéndome que antes tendríamos que esperar a que llegara ‘el viento perfecto’.

“¡AHORA!” Gritó mientras elevaba lo que en segundos se convertiría en nuestras ‘alas’ y mientras yo intentaba correr sentía que había algo extraño. Aronis luego me confesó que tuvimos mucha suerte porque el viento ‘sopló’ tan fuerte que nos elevó ‘antes de tiempo’ y que como soy tan pequeña acabé luchando contra la insuperable fuerza natural que, prácticamente me obligo a despegar (sin absulutamente nada de glamour ni elegancia).



Todo pasó tan rápido que no tuve ni tiempo de tener miedo, en menos de 10 segundos estaba planeando en el aire y el hermoso valle de Constanza era como un rompecabezas gigante que se iba descubriendo mientras yo, literalmente, volaba. ¡YO ESTABA VOLANDO!

Debo confesar que el parapente es una de las más intensas emociones que he experimentado en mi vida y no, prometo que no exagero al hacer esta afirmación.

Aquel iluso sueño de la infancia se hacía realidad en una forma quasi indescriptible ¡Que extraordinaria sensación! ¡Cuantas emociones entrecruzadas! Adrenalina, fascinación, pánico, curiosidad…

¡Que pequeños e insignificantes somos y que hermoso es el mundo que tenemos a nuestros pies!

Estoy inmensamente agradecida con el Clúster Turístico de Constanza, quien a través de mi estimada Teresa Reynoso Carbuccia y de Patricia Reinoso no sólo me extendieron la invitación, sino que me dieron el trato 1A al que ya me tienen acostumbrada.

Ya escribiré un artículo más detallado para Quemashago.com con la información de la experiencia, pero no podía quedarme con todo esto dentro porque fue tan emocionante la vivencia que tenía que ir ‘fresca del horno’ de mi cabeza a tus ojos.

Extraído del blog "De mi cabeza a tus ojos" de Maricha Martínez Sosa