Este 26, como cada enero, venimos a recordarte, patricio.
Se cumplen 202 primaveras de aquella mañana de 1813 cuando llegabas al mundo para cumplir con tu misión.
Más allá de la equivalencia que algunos quisieron darte con el Rabí de Galilea, queremos recordarte como el ser humano que fuiste, con tus errores y virtudes.
Al estudioso que usó la esgrima para sembrar la raíz de libertad en sus condiscípulos.
Al idealista (en estos tiempos que tanto se propaga que el idealismo es basura) que plasmó una constitución tan liberal que nunca pudo ser implementada.
Recordamos al masón que creó una conjura firmada con la sangre de los primeros nueve y que concibió las tablas para transmitir la idea de independencia en los nacidos al Este de Hispaniola.
Te recordamos, Duarte, en estos tiempos que la nación requiere de sus mejores hijos, pero te recordamos en la esperanza de que un día surja una demitificación que nos recuerde que no fuiste prístino, sino humano.
Tal vez ese día seas más cercano a nosotros y entendamos correctamente tu proyecto de nación.