Hablar de Villa Mella y no referirse al chicharrón es un pecado casi capital. Los dominicanos recordamos aquel discurso presidencial donde se bromeó con que “en el Metro está prohibido comer chicharrones”. Y es precisamente la L1 del Metro de Santo Domingo la mejor forma de llegar hasta la capital nacional de esta crujiente y sabrosa comida dominicana.
Esta fritura está ligada irremediablemente a la historia de esta comunidad al norte del Distrito Nacional y que judicialmente se llama "Santo Domingo Norte". Conocido antes de 1888 como la “Sabana del Espíritu Santo”, por allí pasaban todos los productores que vendían sus insumos en la ciudad, procedentes de Yamasá, Cevicos, Sabana Grande de Boyá, Monte Plata y La Victoria.
La mayoría amanecían en el área y acampaban para seguir al día siguiente. Esto produjo que los lugareños de empezaran a freir carne de cerdo para venderles chicharrón, frituras que tienen la carne de cerdo como materia prima, y que se combinan con casabe, guineítos o yuca, y que son parte del folklore de este municipio al norte de esta ciudad.
Andrés Fortunato, presidente de la Fundación Pro Conservación y Difusión de la Cultura de Villa Mella, explica que en la localidad se ha logrado mantener por más de una centuria “una gastronomía que nos identifica”, como el chicharrón y que con distintos eventos al año su entidad procura que las presentes y venideras generaciones puedan mantenerse en contacto con su cultura autóctona.
Resalta el valor de reconocer el folklor de Villa Mella dado que procede de un grupo de esclavos traídos de África "y desde ese entonces ellos mantienen su apego a su cultura autóctona, original".