Panamá (PL) Tradiciones, expresiones orales, idiomas, rituales, festejos y técnicas artesanales son algunas de las manifestaciones del Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI), que están en peligro de desaparecer en muchos países de la región.


En busca de su rescate acudieron a esta ciudad gestores de organismos internacionales, investigadores y promotores de la cultura tradicional y popular, quienes por espacio de tres días dialogaron sobre investigación, uso de tecnologías y estrategias para preservar el legado de los pueblos.   Durante el primer Congreso Internacional, que sobre el tema sesionó aquí, la profesora e investigadora de la Escuela de Antropología de la Universidad de Costa Rica, Giselle Chang, advirtió sobre la falta de conocimiento y conciencia que tienen las nuevas generaciones en torno a nuestra herencia cultural.
Situación a la que se suman otras como la escasez de recursos y la inadecuada relación PCI-turismo cultural, pues esta última actividad puede ser una amenaza cuando las personas de las comunidades no toman sus decisiones y las empresas solo trabajan para ganar, comentó.
Pero en opinión de la socióloga ecuatoriana Ruth Ross, en esta lista de retos también sobresale la brecha económica que subyace en la comercialización del patrimonio.
Al respecto, puso como ejemplo a los tejedores del sombrero de paja toquilla en Ecuador, quienes venden sus piezas a mil dólares, mientras los intermediarios lo hacen hasta en 300 mil.
No obstante, para la antropóloga de la Universidad Central de Venezuela María Ismenia Toledo, el principal desafío es que las comunidades puedan garantizar la salvaguardia de su patrimonio, programa en el que Panamá trabaja desde 2011.

PROYECTO DE SALVAGUARDIA
En 2003, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) expresó la necesidad de que los países confeccionaran un inventario participativo de su PCI, y la nación istmeña suscribió ese convenio un año después.
Según Simión Brown, coordinador de contenidos y traductor del proyecto de Salvaguardia de PCI, el mismo permite conocer aspectos relevantes de nuestra identidad, tradiciones, historia y costumbres, además de saber quiénes somos y cuáles son nuestros orígenes.
Para ello, hemos recorrido los congresos de algunas comarcas como la Guna y parte de la etnia Emberá, en las cuales se hicieron registros impresos y digitales; pero todavía falta extenderse a muchos lugares más, casi a la mitad del país, precisó.
Ahora, uno de los desafíos que enfrenta Panamá en esta materia resulta precisamente llegar a la colectividad, insistió.
“Todo lo que estamos grabando y evaluando debe servir para que cada comunidad estudie su cultura. Pero el reto más grande d el país es hacer políticas culturales, de Estado e institucionales”, apuntó.
En tal sentido, el primer Congreso Internacional de Patrimonio Cultural Inmaterial sirvió para mostrar el trabajo de Panamá en el rescate de la cultura congo, la confección de las molas (forma de arte textil) y los festejos del Corpus Cristi, entre otras tradiciones, algunas de ellas ancestrales.
“Si bien el patrimonio es propiedad de las comunidades porque ellas garantizan su trasmisión, no pueden lograr su salvaguardia sin el apoyo del Estado, de la academia y de las organizaciones no gubernamentales”, aseguró Toledo, quien también labora en el Centro de la Diversidad Cultural para Venezuela.
En declaraciones a Prensa Latina, la especialista reconoció el trabajo que desarrollan países de América Latina en el rescate del PCI, lo cual se demuestra en la presencia cada vez mayor de la región en las listas representativa y salvaguarda urgente de la Unesco, incluso en las buenas prácticas desde las perspectivas comunitarias.
“Es un camino largo, pero se observan avances a pesar de vivir en una sociedad globalizada, cambiante y amenazante ante las tradiciones e identidades”, aseguró.
Al referirse a los obstáculos que hoy frenan este rescate, enumeró las débiles capacidades para educar, sensibilizar, promover y reconocer desde una óptica respetuosa.
“El conocimiento de nuestro patrimonio cultural no puede verse desde el punto de vista del espectáculo y el folclor como lo curioso
y excéntrico, sino desde la identidad y el orgullo de ser”, aseveró
Toledo.
Tal vez por ello la convención de la Unesco plantea la necesidad de hacer inventarios de “nuestros tenedores o maestros de conocimientos, quienes son los que saben los diferentes aspectos de la cultura”.
Desde bailes típicos hasta su vestimenta tradicional, la gastronomía de los indígenas, comunidades locales y grupos afrodescendientes, quedarán grabados en videos, audios, revistas y en una página web como parte de la iniciativa del Ministerio de Comercio e Industrias de Panamá.
“Nada que construyamos en materia de comercio, industria y educación puede estar alejado de quiénes somos”, subrayó el viceministro del ramo, Manuel Grimaldo.
El patrimonio cultural es el alma espiritual de la nación, sentenció el rector de la Universidad Especializada de las Américas, Juan Bosco.
Además, recalcó el deber que tiene el sistema educativo de entregar a la juventud los inmensos valores de la cultura y fomentar una pedagogía efectiva para su conocimiento.
Solo con este esfuerzo conjunto, dijo, lograremos preservar las obras intelectuales y del saber para el bienestar del país.