LA FECHA INVITA A LAS PERSONAS A ASISTIR A LA IGLESIA Y, POR QUÉ NO, A DEGUSTAR UNAS SABROSAS HABICHUELAS CON DULCE PREPARADAS AL ESTILO DOMINICANO

 Redacción: Alexéi Tellerías. Foto: Fuente externa.

SANTO DOMINGO.- Mañana es Miércoles de Ceniza, inicio de cuaresma. En República Dominicana se conmemora y celebra –a la vez- de formas muy variadas. Una de ellas es participar del ritual de imposición de la cruz en la frente en recordación de “Polvo eres y en polvo te convertirás” y la otra está directamente relacionada con nuestra gastronomía.

 

Cuando se habla de estos días en los cuales la Iglesia conmemora varias estaciones de las últimas jornadas de Nuestro Señor Jesucristo, el nombre de un plato llega a la memoria de todo dominicano: las habichuelas con dulce.

Tanto ha llegado este postre a involucrarse en nuestra población que es imposible imaginarse un Miércoles de Ceniza o un Viernes Santo sin unas “habichuelitas”.

El plato, huella imborrable de identidad, suena a “atentado culinario” para quien no está acostumbrado, pero poco a poco ha ido conquistando paladares internacionales, principalmente gracias al empuje de la comunidad dominicana en el exterior.  

Variedad

Cada ama de casa tiene su propia receta, y hay quienes le agregan uno que otro elemento, como la leche evaporada. De hecho, como afirma el historiador y antropólogo José Guerrero, “cada región tiene su variedad”.

Así, mientras en el Cibao, Este y Capital se cocina con habichuelas, en el Sur se elabora con habas, y en otras regiones se les llama “condolia”.

Guerrero se une a quienes defienden la receta de las habichuelas con dulce como “un plato dominicano único en el mundo” y “más dominicano que la bandera y el himno”.

Y esto es así porque no existe un plato parecido a este en España ni en África ni en América precolombina, principalmente en la región del Caribe, incluido Haití. Es más, sostiene el historiador: “Tú le explicas a un cubano lo que es eso y te va a decir que eso es un atentado gastronómico”.

Sin embargo, sostiene que, a pesar de que no se le ha encontrado su origen, el mismo parece haber sido de la aristocracia de la parte francesa de Santo Domingo que emigró a este lado como fruto del tratado de Basilea.

Este dato, comenta Guerrero, fue suministrado por un militar francés, Dorvo Soulastre, quien vino a Santo Domingo en 1798 y describió varias costumbres de sus habitantes, entre ellas la de comer legumbres frescas (como los frijoles), moda que atribuye a un antiguo hacendado de Saint Domingue llamado Francois Delalande.

Preparar las “habichuelas” no difiere mucho de una región a otra, excepto por esos toques especiales que el cocinero o cocinera añade para adaptarlas al gusto de cada familia o persona en particular.

La materia prima será siempre la misma: habichuelas, leche, azucar, batata, pasas y especias. Según el gusto, se acompañar con las típicas galletas de leche o con casabe.

Técnicas de preparación

La preparación de las “habichuelas” no difiere mucho de una región a otra, excepto por esos toques especiales que el cocinero o cocinera añade para adaptarlas al gusto de cada familia o persona en particular.

La materia prima será siempre la misma: habichuelas, leche, azucar, batata, pasas y especias. Según el gusto, se acompañar con las típicas galletas de leche o con casabe.