Redacción y foto: Maricha Martínez Sosa.
La Real Academia de la Lengua Española define "cueva" como una cavidad subterránea más o menos extensa, ya sea natural o construida artificialmente. Este concepto, proveniente del latín "cova", ha sido sumamente explotado en libros, películas e historias fantásticas que van desde Ali Babá y los 40 ladrones hasta las aventuras de Indiana Jones.
La buena noticia es que para descubrir estas increíbles maravillas naturales que se esconden bajo tierra no es necesario recurrir a la ficción ni viajar a destinos remotos pues en la República Dominicana poseemos uno de los sistemas de cuevas más extensos del Caribe. Por causa de la naturaleza geológica del territorio nacional contamos con aproximadamente una cueva por kilómetro cuadrado y sus tamaños son tan variados, que van desde menos de 1 metro hasta superar los 1,500 metros de extensión.
Estas cavidades naturales pueden ser causadas por distintos factores, siendo el más común de todos la erosión producto de las corrientes de agua, hielo o lava. Su nacimiento no es accidental y puede tomar entre miles y millones de años para llegar a la impresionante obra que hoy admiramos. Algo curioso es que mientras continúen los factores incidiendo sobre el entorno ¡la cueva seguirá aumentando su tamaño tanto en amplitud como en profundidad!
En nuestra zona geográfica el principal responsable de la creación de cuevas es el desgaste de la roca caliza que, por su porosidad y la acción del agua (ya sea subterránea o la que se filtra desde el techo) se va poco a poco disolviendo.
Como parte de una reacción química y la acción del tiempo, en muchas cuevas encontramos impresionantes columnas y conos que penden del techo y parecen emerger del suelo. Nos referimos a las estalactitas y estalagmitas. Ambas son rocas calcáreas en forma de cono irregular y con punta, la diferencia es que las primeras se forman en el techo de las cavernas por la filtración lenta de aguas con carbonato cálcico en disolución, y las segundas se forman en el suelo de una caverna por el goteo proveniente de una estalactita.
La República Dominicana está llena de una impresionante cantidad de cuevas al punto de que al día de hoy muchas continúan inexploradas. Un ejemplo de esto es el reciente hallazgo hecho por el grupo de buceo del Dominican Republic Speleological Society (DRSS) que se aventuró hasta descubrir lo que se cree es la tercera cueva sumergida más grande del país, ubicada en el parque natural Choco, de la provincia de Puerto Plata.
Algunas de las más destacadas cuevas del territorio dominicano son:
- Las Cuevas de Borbón o del Pomier (San Cristóbal),
- El farallón que bordea el Parque Mirador del Sur (Santo Domingo),
- Las Guácaras de Comedero y Caballero (Sánchez Ramírez),
- Las Cuevas de Los Haitises (Samaná),
- Cuevas del Parque Nacional del Este (Provincia La Altagracia),
- Las Cueva de Las Maravillas (San Pedro de Macorís),
- Las Cuevas del Último Cielo (Monseñor Nouel),
- Las Cuevas de Pedernales (Pedernales),
- Las Cuevas de las Caritas (Independencia)
- La Cueva Iglesia de la Virgen de la Altagracia (Elías Piña).
En muchas de estas maravillosas esculturas naturales encontramos importantes aportes histórico-culturales como petroglifos y pictografías dibujos y cavados que en ciertos casos datan de los tiempos precolombinos y, entre otras cosas, nos ilustran sobre las costumbres y elementos cotidianos de la época.
Si tienes espíritu aventurero, ganas de conocer la República Dominicana o simplemente eres amante de las hermosas estampas y paisajes exóticos que nos regala la naturaleza ¡no dejes de visitar las cuevas dominicanas! Te sorprenderán positivamente y te transportarán a otro espacio y tiempo bajo un denominador común: la majestuosidad natural.