A veces tenemos algo tan pero tan cerca, que lo ignoramos o simplemente no le damos el valor que le corresponde. Esto me ha sucedido con este destino que, sinceramente, ha sido una de las más gratas sorpresas que me ha dado mi ciudad natal.
En el municipio Santo Domingo Este de la República Dominicana encontramos el El Parque Nacional Los Tres Ojos, un complejo cavernoso que alberga un lago de agua dulce dividido naturalmente en cuatro partes. Su formación se debe a un fenómeno natural causado por la emersión de ríos, hace miles de años, como parte de los procesos geológicos que formaron la isla Hispaniola. Se cree que es producto de un movimiento telúrico que se derribó parte del techo de las cavernas, dando nacimiento a la distribución que hoy en día podemos apreciar.
Afuera el lugar no sorprende. A simple vista se distingue un amplio estacionamiento rodeado de áreas verdes y una pequeña caseta donde suele haber grupos de turistas esperando para el pago de la cuota de entrada al parque.
Para acceder es necesario descender una serie de escalones que poco a poco nos van descubriendo un inesperado paisaje de inmensas rocas y cuevas con altas bóvedas. Al entrar nos encontramos con un lago de 4 metros de profundidad bautizado como “Aguas Azufradas” el cual recibe su nombre por la presencia de una substancia blanca que erróneamente se creía era azufre. Sus cristalinas aguas sorprenden por sus intensas tonalidades de azules e invitan a continuar la exploración, sabiendo desde ya que la visita ha valido la pena.
Tras recorrer otro trecho de escalones encontramos “La Nevera”, lago de 5.4 metros privado de la luz solar, lo cual permite que sus aguas mantengan una temperatura próxima a los 15°C. Las estalactitas adornan el alto techo y complementan el curioso espacio con su presencia. Los más atentos podrán notar que hay unas cuerdas que se pierden en la oscuridad de la cueva, de donde sorpresivamente emerge una pequeña balsa que, tirada por tracción humana nos lleva de un lado al otro. Así llegamos a “Los Zaramagullones” un lago con una circunferencia de aproximadamente 223 metros y rodeado de vegetación, que no es considerado un “ojo” por ser el único del complejo que se encuentra al aire libre. Allí el paisaje, realmente impresionante, cautiva casi tanto como la calma que se siente en el entorno y que hace difícil creer lo cerca que nos encontramos del característico caos de la capital dominicana.
Tomamos nuevamente la barca, caminamos un poco más y finalmente llegamos al último de los tres ojos que, por su discreta ubicación y escasa profundidad, fue en el pasado reservado como balneario para las mujeres y los niños. De este uso cotidiano se desprende su nombre: “Lago de las Damas”.
Han sido encontradas evidencias que apuntan a que este espacio fue utilizado por grupos aborígenes prehispánicos y se han despertado múltiples historias y leyendas acerca de las actividades mágico religiosas que en teoría eran allí realizadas. Esto despierta interés en muchos curiosos y tiñe de aún más valor cultural el complejo que de por si ya ha sido protegido por las leyes dominicanas.
Al finalizar el recorrido pueden adquirirse distintos tipos de productos y souvenirs en la pequeña plaza que se encuentra en el exterior. Es importante tomar en consideración la humedad del clima, la alta presencia de insectos y la cantidad de escalones que deben ser recorridos. Por lo cual recomendamos el uso de ropa fresca, repelentes y calzado cómodo y ajustado.
Desde Quemashago.com te recomendamos ir al Parque Nacional Los Tres Ojos, un lugar que no decepciona y cuyo mágico interior te invitará a quedarte “un ratito más” a disfrutar del entorno.
Ubicación:
Zona Oriental de Santo Domingo, Parque Mirador del Este (a la altura del kilómetro cinco y medio de la autopista Las Américas)
Horario: de 9am a 5pm. Se recomendamos no llegar pasadas las 3:00 de la tarde por el cierre de la boletería.
Foto por: Swatigsood, vía Wikimedia Commons