Esta temporada fui nuevamente a ver las ballenas jorobadas, es mi séptima vez y, aunque hay gente que no se siente atraída por esta actividad de contemplación natural, he de confesar que continúo sintiendo la misma emoción infantil de la primera vez. Estos inmensos cetáceos, que comparten conmigo el lugar de nacimiento, vienen cada año entre enero y marzo a las cálidas y seguras aguas de la República Dominicana.

Mis experiencias han sido insuperables pues todas las veces he estado acompañada de un equipo de profesionales expertos en tema. He tenido la dicha, poco habitual, de poder ir a verlas en botes privados acompañando a un equipo de conocedores y protectores de estas y otras especies marinas. Ahora, cada vez que me preguntan sobre mis recomendaciones al respecto mi respuesta es igual: a menos que corras la misma suerte que yo, debes ir con ‘Whale Samaná’ y su fundadora, Kim Beddall.

La razón es muy sencilla, si bien es cierto que debe haber casi un centenar de embarcaciones tanto legales como ilegales, dispuestas a llevarte directo a la aventura, pocas experiencias serán tan completas como la ofrecida en el "Pura Mía".

La primera diferencia a destacar es la importancia de utilizar embarcaciones legales y dentro de estas claramente está la seguridad y es que por abaratar costos a veces no préstamos atención a elementos tan evidentes y relevantes como que no todos los botes portan chalecos salvavidas, ni poseen el mantenimiento y cuidado necesario. Cuando digo seguridad me refiero también a la de las ballenas y es que hay un claro y bien determinado código de comportamiento en su entorno, el cual suele ser violado (y hasta desconocido) por muchas de las embarcaciones "piratas". Éste código fue hecho para su protección e incluye elementos como la cantidad de botes a su alrededor, el tiempo de permanencia a su lado y cómo debe encontrarse el motor en las distintas situaciones para minimizar las molestias a nuestros gigantes compatriotas.

Los permisos que determinan la legalidad de las embarcaciones son emitidos por el Ministerio de Medio Ambiente con múltiples objetivos: mantener la condición de ‘santuario’ de la Bahía de Samaná, contabilizar/regular el movimiento en la zona y fiscalizar la acción turística. Por ello, tanto visitantes como embarcaciones deben pagar el permiso de entrada y seguir las recomendaciones de las autoridades pertinentes.

Se destaca también el elemento educativo, para mi movilidad en el agua yo suelo elegir pequeños pescadores en vez de grandes compañías, pero, en este caso, recomiendo que te acompañe al menos un biólogo marino con amplio conocimiento de la especie. Esta persona es la que servirá de traductor entre las ballenas y tu, pues todos sus comportamientos tienen un significado (jugar, comer, descansar, demostrar poder, pelear, cuidar, llamar la atención, cortejar...) y la única forma de entenderlo y por tanto estar realmente presente e involucrado con el entorno es con la explicación de un experto en la materia.

En Whale Samaná, por ejemplo, inician el recorrido comentando el por qué estamos allí, las características tanto de la zona como de las ballenas jorobadas, su comportamiento migratorio, las partes de su cuerpo, sus amenazas y principales movimientos.

Luego, y de suma importancia para Quemashago.com, se destaca la sostenibilidad: al proteger a las ballenas y utilizar embarcaciones como la de Kim Beddall, estamos garantizando el correcto operar de nuestro entretenimiento. De poco nos sirve disfrutar en sobremanera este año bajo formas o maniobras que ponen en riesgo a las ballenas, si en años siguientes éstas dejan de considerar nuestras aguas como ‘seguras'.

Whale Samaná pertenece a Planet Whale -plataforma global que sirve para conectar a individuos y comunidades interesados tanto en las ballenas como en los delfines- y cuenta con el sello de "Dominican Treasures", una certificación realizada por el Consorcio Dominicano de Competitividad Turística (CDCT) bajo el auspicio de la USAID que se otorga a productos y servicios que practican el turismo sostenible, respondiendo a altos niveles de calidad, responsabilidad social y ambiental, basados en criterios globales.

Finalmente, y como valor agregado, vale considerar que Kim es pionera en este tipo de turismo con el cual está involucrada desde la década de los 80’s, se ha vinculado directamente con el desarrollo de los estándares y procedimientos legales hoy vigentes y que, en cada viaje, aprovecha para reportar a las autoridades aquellas embarcaciones que ponen en riesgo a las ballenas, entre ellas la cada vez más grande cantidad de cruceros que visitan el santuario en su época de mayor importancia.

Así que, a menos que tengas la suerte de acompañar a un grupo de protectores de las ballenas en una expedición con fines de investigación y monitoreo... Te recomiendo ciegamente que dejes tu experiencia 'ballenera’ en las expertas manos de Whale Samaná, hazlo por ti y por la protección de las ballenas. Te prometo que la aventura no te defraudará y, con un poco de suerte, verás uno de los más impresionante y enternecedores espectáculos naturales.

CONTACTO:
Ubicación: Calle Mella, Samaná, República Dominicana.
Teléfono: 809-538-2494
Web: Whalesamana.com

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