El Turismo Cultural, como su nombre lo indica, nace e integra dos áreas: Turismo y Cultura, las cuales han ido evolucionando y coincidiendo (aunque a veces también separándose) a nivel conceptual, administrativo y político.
"A lo largo de las últimas décadas del siglo XX, fueron apareciendo nuevas formas de vida, en un contexto de cambios sociales, culturales y económicos. La población aumentó sus recursos económicos, así como su nivel educativo y cultural. Con estos cambios se testimoniarán nuevos hábitos de viajes y una tendencia a la fragmentación de las vacaciones, un interés por los viajes cortos de fin de semana, o la búsqueda de vacaciones activas, además de un deseo de aprender durante el tiempo libre. Una mejora evidente en el sistema de transportes facilitó todo este proceso y creó las bases y el entorno favorables para el desarrollo de los llamados Turismos alternativos, entre los que se situaba entonces el Turismo Cultural."(1)
Tras la saturación y constantes demandas del mercado, fue identificada la necesidad de salir del tradicional turismo de masas, por lo que se intentó un acercamiento a la cultura y a los espacios de alta relevancia histórica. Tomando en cuenta que el viaje, en sí mismo, siempre ha tenido una dimensión cultural impulsada por las marcas que dejan en el viajero las distintas experiencias de cada destino, muchas instituciones, organizaciones y gobiernos a nivel global han pretendido llegar a un modelo en el que se parta del patrimonio y su conservación para complementar otras formas de la cultura. Dotando a cada destino, gracias a sus riquezas patrimoniales, del potencial de convertirse en el origen de una oferta, una oportunidad y posible factor de crecimiento de una comunidad, zona o región.
En la República Dominicana la gestión y conservación del patrimonio histórico y cultural muestra señales de ir cobrando mayor relevancia, al entenderse y valorarse cada vez más como una ventaja estratégica y diferenciadora de otros destinos de sol y playa. Ejemplo de ello es el encontrar en las más altas escalas del gobierno (Ministerio de Turismo y Ministerio de Cultura) áreas dedicadas al Turismo Cultural. Igualmente ha sido, a nuestro entender, una importante apuesta a la difusión de esos atractivos la creación del departamento de Promoción Turística Nacional del Ministerio de Turismo, bajo la misión de identificar y potenciar las distintas ramas de turismo alternativo de cara al mercado local.
La puesta en valor del patrimonio desde una óptica turística fue también evidente en la creación de programas como “Orgullo de mi Tierra” por parte del Grupo CCN y (aunque ya inactiva) la iniciativa “Dominican Treasures” impulsada hace poco más de un lustro por el Consorcio Dominicano de Competitividad Turística con fondos del USAID. En los últimos meses, la apuesta por la consolidación de un turismo con mucho más peso cultural se corona con el plan de remozamiento de la Ciudad Colonial (financiado por el BID) que según sus objetivos, pretende no sólo la diversificación de la oferta actual y la disminución de la presión sobre la costa, sino el desarrollo de productos turísticos de mayor potencial competitivo que permitan satisfacer segmentos de demanda de alto gasto y que generen mayores beneficios para la población local.
Como se estableció en el primer artículo de esta serie de "Conversados Culturales" la cultura es todo lo que somos y todo lo que hacemos, pero es también todo lo que nos hace únicos como país y como pueblo. Potenciar nuestra historia, nuestros rasgos identitarios y aquellos elementos de nuestro quehacer cultural, es para nosotros una necesidad donde todos tienen las de ganar: pues gana el país un mejor posicionamiento como destino turístico y gana el pueblo, no sólo un aumento de su autoestima nacional, sino una mejor comprensión de la importancia del cuidado de los bienes patrimoniales y la interiorización de la idea de que aquello que nos creó y nos diferencia es lo que nos hace realmente especiales.
Notas & Fuentes citadas:
(1) NURIA MORÈRE MOLINERO y SALVADOR PERELLÓ-OLIVER (2013): Turismo Cultural: Patrimonio, museos y empleabilidad. Madrid: Fundación de la Escuela de Organización Industrial.
Sobre la autora
Maricha (María Isabel) Martínez Sosa es dominicana, egresada de las Universidades: APEC, Antonio de Nebrija y Católica Santo Domingo. Actualmente está realizando una investigación doctoral sobre la comunicación y difusión de la cultura en la República Dominicana bajo el programa de 'Industrias de la Comunicación y Culturales' de la Universidad Politécnica de Valencia, España. Esta publicación se nutre de su investigación y pretende acercarla, de forma coloquial, al público general.
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